Os voy a contar una cosa que pasó hace mucho tiempo… Allá por 1990 la gimnasta bielorrusa Svetlana Boguinskaya vino a Madrid y tuve la inmensa fortuna de entrevistarla para RNE. Era «el Cisne bielorruso» y «la Diosa de la gimnasia». Nunca hubo una gimnasta con su “gracia” y quizá nunca la habrá. Es triple campeona olímpica y podéis adorar a otras, pero sólo hay un dios. Unía a la gracia y la fuerza de una gimnasta la gracia de una bailarina y de una patinadora. Su plasticidad no hay sido igualada. Habrá gimnastas más musculosas pero no más armoniosas.
Boguinskaya practicó patinaje artístico desde muy pequeña y empezó en la gimnasia con ocho años. Con 10 añitos se trasladó de Minsk para entrenar de modo intensivo en el centro de alta tecnificación de Krugloya Uzera. A los 14 años empezó a formar parte del equipo nacional soviético. En los Juegos Olímpicos de 1988 logró 4 medallas: oro por equipos, oro en salto, plata en suelo y el bronce de la competición individual, pero sus dos oros fueron una decepción para la delegación soviética. Al acabar los JJOO su entrenadora se suicidó.
Con 16 añitos fue Campeona del Mundo. En 1990 fue la primera mujer, y única hasta la fecha, en ganar todas las medallas de oro posibles en unos Campeonatos de Europa de Gimnasia. Su palmarés está por doquier, pero daría un último dato, preparó a la uzbeka Oksana Chusovitina -46 años- para participar en los JJOO de Tokio.
De aquella lejana entrevista que hice a Svetlana Boguinskaya, creo recordar que entrenaba unas siete horas al día desde su niñez, y todos los días, con un nivel de dureza y esfuerzo sólo al alcance de los más privilegiados. Su dieta era muy estricta, sin caprichos, y rozando el 1,60 pesaba sólo 44 kilos. Todo controlado. Puedo asegurar que en su cuerpo no parecía que hubiera un gramo de grasa.
El esfuerzo al límite de lo humano durante toda y infancia y adolescencia no la hundió, se retiró, volvió a la competición, se fue a vivir a EEUU, se casó con un hombre llamado William, tuvo dos hijos, entrena a gimnastas, tiene negocios, una vida normal.
Me he acordado de ella porque una jugadora de baloncesto se hundió moralmente cuando un buen día su entrenador le dijo que estaba pasada de peso y le prohibido el postre. Al parecer, ella dejó el baloncesto porque no aguantaba tal presión. Hoy Internet se ha llenado de insultos al entrenador, incluso de peticiones de cárcel. Curiosamente el palmarés de este entrenador, incluye: Tres oros europeos (2013, 2017 y 2019), una plata en mundiales (2014), otra en los Juegos Olímpicos de Río 2016, y dos bronces (Mundial 2014 y 2018).
¿Por qué me he acordado de la gran Svetlana Boguinskaya? Porque sólo los elegidos nacen para vivir entre los dioses. Hay quien prefiere su postre.